me gusta la negritud de tus manos
las asperezas que se funden en mis humedades
no reconozco el tiempo
mas que el calor de los vapores
me desprendo fuera de mi
invitando a todo tu cuerpo
cada musculo diseñado
para bailar con el mio
que tan bien diseñado
enloquece en los huecos de tus formas
es la noche, es tu balcón,
son las sabanas con la perdida de su funcion
y la resignificacion en nuestros juegos,
son los vecinos espectadores de mil ojos
los mil ojos de un edificio
que miran a quienes se olvidaron de su tiempo y espacio
y recordaron a su salvajismo.
la noche nos viste de salvajes
es la oscuridad de la ciudad
es la mugre de nuestras cotidianidades
lo simple del estar danzante
la danza de dos cuerpos
que poco interpretan arte
mas se entregan a la humanidad
al placer de ser un humano
descubriéndonos sentidos ocultos
algunos perdidos, que se despiertan
una mordida, una herida,
enloquecer, por instantes
no ser, mas que dos, que son
mas allá de sus cuerpos
en la unión de dos goces.
si había imaginado
supere la creación:
reír, comer, y gozar.
en ningún momento somos presente,
es un acuerdo tácito que anula pasados y futuros.
solo los tiempos que se funden en los cuerpos.
regalarle al otro abrazos de los mas dulces para su semana
que le dure el calor, lo que le pueda abrigar el alma.
que sienta el goce en las manos entumecidas y los pies acalambrados.
en lo oscuro, se cierran los ojos y recuerdan que las noches son calurosas
en los fríos del conurbano.