Hace conocer a tus ojos, que te llevaste mis mejores miradas. Besos educados para la mejilla de un pibe fugaz e invisible. Imbatible es el tiempo curtiendote, esa resaca de adentro que te embriaga los días, borracho de incomprensión, teniendo tan grato pecho para llorar, pecho que broto al sonreírte, broto para ser un colchón donde dormirte en la luna oscura, y dormiste. Pasaron los días con sus horas y circunstancias, pasaron los amantes de turno y los gratos deslumbramientos y te quedaste en mi cuello, por debajo de la oreja recitándome tu perfume al sudar, desvistiéndome con tu sonrisa leve, estallabas en mil puntos mi piel. Denunciabas tu dolor con cada caer de hombros, te desvanecías bello pibe, con tu aroma de hastío. Una antítesis para la muchacha, que quiere visitar las diferencias sin saber que se quedaría en lo tenue del entrever, la admiración que ocurría en el correr de tus cortinas. Fiel estaca, fiel. No hay pudores. No señores, parada sobre la mesa de cualquier bar grito al aire que hay una fiel estaca en mi paladar, un dulce preferido.