Algunos cuerpos como si fueran piedras sin sentimientos existen para hacer sentir jardines llenos de naturaleza dentro de otros. Y así, en las calles a cada hora, en los bares en cada noche, en las camas a cada madrugada se cumplen echos sobre cuerpos, echos que desatan a la naturaleza interna creando arboles que crecen disparando flores de los colores mas diversos, los hay también quienes resuelven en una enredadera encontrar la humedad de su piedra favorita plantándose sobre ellas con una sonrisa, escuche también de los cuerpos donde nacen hojas que dibujan los defectos de las piedras donde se apoyan para ocultar la vertiente de deseos que les hace el interpretarlas. Advirtiendo la vulnerabilidad de ver mas allá, porque no les importa lo gris y sin movimiento, ven más, más de lo que les dejan ver. Así, se encontraron una piedra gris con un helecho húmedo. Ambos iluminados por un mismo sol de verano donde se conocieron sus orígenes a través de las aguas que los hicieron nacer, se bebieron para luego dejarse llevar por la corriente. Claro, estaban sobre una cordillera y se sabe lo que les hacen los picos a las aguas.