4.11.2013
Pies paralelos al piso. Miraban los desmanes de pies y dibujos en el aire. Cadera perpendicular al piso, giraban como trompos llevados por la adrenalina del juego. Mirada con orgullo, regodeaban el anhelo del cuerpo ajeno. Manos extensas. Agarraban todo lo disponible, y sin mas agarro con una su hombro izquierdo con la otra la panza cubriéndola de su ancho cuerpo viril que sacrificaba el peso de los dos. Sosteniéndose en un sin fin de segundos danzaban pegados, como si el sudor fuera uno. Giraban con lo brazos invocando a la lluvia de afuera, en penumbras de lamparas gozaban la música, y volvían a juntarse, a unir la pelvis masculina con el sacro femenino, y con un rejunte de fuerzas opuestas se encontraban las manos deslizándose por sus muslos, por sus pechos , por su espalda. La espalda de él, triangularmente definida, de los músculos mas paradisíacos donde posar el peso del cuerpo. Donde quedarse sostenida en el disfrute de danzar.