10.31.2014

no hay tiempo para las pestes de los jardines agrestes porque los cielos no esperan los acontecimientos sin querer vivirlos. una mano acariciándose con las plantas, y toda la esmeralda que pule un alma. los amaneceres que besan los iris en una brisa, y vernos investigar sobre nuestro suelo.
no tenemos el tiempo en las muñecas esperando que suceda, corre en nuestras venas y florece cuando los brotes aletean, hay un cielo sonando esta noche donde nada espera suceder mas que las flores brillar, el tiempo soplar, y la soledad de los estar que duermen. es inmenso el uno solo, por eso queremos unas manos que nos abracen las nuestras, unas lagrimas que sean besadas, y un paso coordinando el nuestro. pero aún así y todo esto, nos tapamos antes de dormir abrazándonos, dos manos apretando su cuerpo, diciéndole yo estoy.