7.01.2014

un octubre vivía en mi piel, subías por los pelos de mi brazo haciéndole cosquillas a mis poros.
un diciembre te dejaba a pie, en medio de una calle de calor, llenos de sudor del nunca acabar.
un marzo horas tus ojos despedazando con que dulces mis labios donde en su lentitud hacían mímicas de charla, un ultimo todo, y confirmar tu llave para la vuelta. marinero de las pieles y las camas.


No es melancolía, es el gusto a alcohol que queda en las bocas después de besarse toda la botella del otro y no emborracharse, no conseguir la ebriedad en el cuerpo ajeno. Vení, llévame a tu oleaje gris nuevamente, y esconde tus cucarachas en la almohada, nos vamos a encargar de sernos dos olas por una simple noche.
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