5.11.2014

Hay un momento, donde los camiones varados en la lejanía sostienen todos el ruido de sus días. El día que se esconde detrás del sudor de la calle, y una mañana con dolor de cabeza. Tres charlas al mismo tiempo dentro de un restaurante que solo tiene una mesa. Vertedor de momentos, este es el momento donde uno calla para escuchar sus células. Y sin darse cuenta, se siente un poco plástico. El plástico que supo ingresar en su sangre gracias a este tiempo. En este instante, un magnate explica los beneficios de instalar un nuevo producto y un pequeño contiene plomo en su voz.