Tenía en mente una crónica, y las manos con su sentir se encargaron del destino. Mantenerte cerca de mi pecho. Abrazarte en cada encuentro. Despeinas tu lado salvaje, vestís con las estrellas. Tenes mareas de fuegos y chorreas lavas sin curso. Quemas, ardes, como acá esta noche en mi cama sin vos. Nunca con vos. Todos los varones recorren esta piel, tienen permisos de navegar y sin sentido alguno, vos no. Que presencia puede complacer, tapar y esconder tu mirar. Nadie mantiene las manos en mi espalda, con su calor de luz donde esa tarde. Sentires mezclados, mentira para los miedos. Verdades para las miradas. Años de calles caminadas, tirados en las noches, tirados en un asfalto mirando las estrellas.