1.18.2014

Veo lento el pestañear de nuestros ojos, tan cerca, veo lento su dulce cerrar. Así me llevo un poquito de tu aire bonito, dentro de mis pupilas. Así te llevas un poquito del gusto de mi piel entre tus labios de tabaco. Espontaneo cruce, dichosas noches. Amanezcamos en brazos que nos abriguen. Nos saludaremos y despediremos las veces que los tangos quieran. Adiós bello que te imagino caminar con tus pasos zigzagueantes en las calles solitarias y de clase media que soles andar, te perdés en esa ruta que te lleva a tu guarida, sos un paso de varón melancólico y empedernido por la angustia que te acontece, tratando de bailar solo un buen tango que interprete tu sentir. Calle, tus piernas y tu mirada esperando que la abracen. Bello que se desconoce como tal. Bello que no quiero darte lo que necesitas. Bello que no me quiero enroscar, duele decirte adiós como ninguna pareja, duele porque es un dolor que te acontece el que me aleja, duele porque eligo en parte recibir y no todo dar. Duele porque te mereces sonreír. Duele bello sobre todo porque hablamos unos segundos sin palabras, esa comunicación tan grata que escasea, adiós.