10.25.2013

Sin imaginarse se sentaba a esperarla a un metro de distancia, tenia una frialdad del norte. Ella se ponía cómoda en cualquier espacio, haciendo de sus mímicas largos discursos donde lo incitaba al plagio de "Antes del amanecer". Recorriendo bares por las calles semis calientes de primavera, el asfalto grueso gris, con los echos de las noches. Miraban donde podían sentarse a tomar y sentirse mas amenos con las miradas, que lejos de querer encariñarse se conectaban por el goce del viento que corre en los días, desprovistos de adonde les volaran los pelos. No puede uno quedarse con las mañas viejas, sin dar paso a las escaleras de los bares, que cierran y abren sus puertas. En el bolso se guarda lo útil, los chistes descoordinados, dos valores imprescindibles y un pomo con oleo de todos los colores. Hay un bolsillo sin fondo, de donde salen las mil circunstancias, y en una de ellas ese encuentra él mirándola con ganas de abrazar, tímidamente y frío.