Luz en una ventana nueva, ajena pero nueva. En su torso los colores de la arena se impregnaban de humo, un humo sabor a pollo. Suave, con la música mas suave combinaba su tranquilidad. Reposaba su mirada en comentarios casi tan importantes como el silencio. Hay un historia entre tus pelos que desconocen mis manos, en el momento en que tus palmas se apoyan en ellas las aprietan y sostienen parece correrse los telones de tus parpados. A que teatro vamos a ir. Las tardes escondidos del sol y los tiempos que se acaricien entre los cuerpos, solo dejar que los tiempos se acaricien. Un segundo para el hueco de tu mentón, un segundo para mis dientes.