Bien, fue verse los ojos de ganas de sonreír, y la boca dio paso a los mordiscos. Dos cartas sin maso que buscaban manos que las barajen. Sin tiempos, cantando por calles entre abrazos y besos. Luchas de ego y desconfianza, firmeza en las ganas de los cuerpos. El amanecer de una pieza oscura, cubierta de polvo, y mas polvo.