8.22.2013

Tu mano es liviana y dulce como un sobre de azúcar empapado dentro de la mochila de una nadadora. Guardadora de secretos que no oculta, la que emerge de las olas a la luz. Liviana tu piel sobre mis caricias. Lleno de miel tenes los besos y la ternura. De que explicaciones me hago cargo, si tus pasos son los que dictan la torpeza encarnada en timidez. Te descubro los velos, de eso se trata. Te se las vergüenzas como si fuera un espejo. El instante previo a  tu cara de nada, pasmada contra el horizonte. Las manos tiesas y nerviosas que me abrazan y que me charlan sus nervios para no sentirse desnudas ante la gente. Las intimidades mas intimas. Los quiebres, las maravillosas lineas zigzagueantes de tus desnudos públicos, tajantes como la tierra seca se ve tu rostro cuando te volves cristal, del mismo del que estoy echa. Te se las miradas mas tiernas que tus pestañas emanan. Las que me pierdo cuando jugas con niñxs. Las miradas cómplices que le darás a los viejitos. Ya esta, ahí estas vos parado en una esquina con la levedad del ser que te soplan algunos días. Esperas un semáforo verde, y antes de cruzar un viejito te mira desde la otra esquina. Ahí estas vos, le devolves la mirada cómplice de sentir, el viejito hace una pequeña mueca con la boca a punto de sonreír. Siguen ambos por la vida, descubriendo pasos. Y acá también estas, en las vibraciones desesperadas de tu voz al no saberte las calles, olvidándote del amor que me tenías, contestaciones poco gratas y mi silencio entendedor. Espera, te estoy imaginando en cada recoveco de tu ser. Estas acostado te da el sol, me miras con los ojos verdes gratos de dirigirse hacia mi. Me abrís tu brazo esperando acostarme en tu liviandad de la tarde, me abrazas fuerte sin recurrir a demasiada contracción de músculos, la fuerza radica en el amor de esa tarde y ya. Tus rulos desordenados como tus ideas, que se mezclan en alguno no que vaya a saber una como pararon ahí, en tu carne dispuesta a crear mejoras, a sentirse de mil maneras a gusto. Tenes la suerte de saberte, te miras hacia dentro y estas en casa. Así se duerme mi amor todas las noches, hasta las mas desconcertadas bajo tus brazos. Engullida de ternura por tus errores deliciosos, y por tu soltura al amar.