Mis labios besaron tu circunferencia como ola de mar, saboreándose la sal de las comisuras. Tendieron sobre tu piel las algas que oxigenan los centros. Se olvidaron de decirte sobre los espacios, sobre las casas nuestras y nuestros caminos, mas allá del viaje que se emprende de a dos, siempre uno lleva el suyo para poder ser con otro. Puedo encontrarme queriendo caminar sobre las olas propias, que me dejes mi oxigeno, que me dejes mi camino, que trates de construir tus banquetes propios.