8.28.2012

La mesa negra tenia cuatro platos. Uno se comía ansiosamente más rápido, otros esperaban, no se qué. Tal vez el hambre, o la palabra apuraba la salida de decir y no la entrada de energía. Cuatro personajes, recordando y sonríendo, los chistes equivocados, lo equivocado echo chiste. Comunicaciones cortadas y coartadas por una dominante, pero en fín el entender del amor, el dejar hacer por no saber, al saber criticar ese hacer, y al amar se recupera la vista y se vuelve a dejar hacer pero por que se la quiere igual, a la dominante. Confiando las miradas, charlaban sobre temas, temas que vienen al caso, temas para ser amargos, temas para reirse hasta el llanto, temas para crecer algo. De la comedia al drama se vivio sin saber por la dominante, pero de la comedia al drama se elige de ahora en adelante. Eran cuatro, sonriendo la familia. Repartiendose alegría de encontrarse como podían, como sabían, en fin se encontraron. Caminan los trechos que le ofrecen los ratos, lo grato y lo ordinario echo chiste. Lo melancolico echo mueca de risa, en la exageración de los temas tenian su teorema y su practica. Tenian lo resuelto de entrada. Ese conocimiento de lo que va a venir, un problema a resolver. Un chiste al cual acudir. Rieron palabras, criticaron oraciones, miraron gestos. Y todo lo que se hizo sin saberlo, sin pensarlo, sin saber que se siente, pero dejando un agrado tan pleno, como lo es una familia. (Con sus enchuecadas propias del serse humanos)