Mirar el dibujo.
Con las pupilas correr los borrones,
los manchones casi perfectamente anulados.
Registrarlos, y aun asi, no darle importancia.
El dibujo que se halla debajo de toda esa desprolijidad,
es el dibujo de una madre dando lo mejor a su hija.
Dentro de sus limitaciones con la plástica.
Ella es ella, y yo dibujo diferente por suerte y elección.