6.06.2011

Estefania

-Te voy a decir algo, y escuchalo bien, demasiado bien, casi tan perfecto que deje de existir al quererle poner tantos grados de hermosura a algo hasta hacerlo estallar. (la mirada se desvanecía y revivía en cada parpadeo de ella) 
-Yo no soy unas piernas, una boca, una linda existencia más, soy mi existencia en tu pasar. (Señalandolo con el dedo) Tenelo en cuenta cuando decidas a la noche buscar mas extremos de cuerpos, tres bocas y doce lenguas. Tenelo en cuenta cuando quieras más abrazos y desenrriedos de tus pelos. Contámelo cuando pasé, cuando hayas disfrutado de esa noche, como sabes pasarlas bien. Explicame todas tus sensaciones, a ver si coinciden con lo bien que las imagino yo. No te calles tus horas de no estar acá, llevame con tu voz a ese lugar que estuviste hace poco tiempo, llevame y dejame compartir un poco ese vivir. Haceme entender porque elegir, es tan estúpido. Ayudame a acordarme porque me gusta sufrir.

Con la misma cara que cuando ella hace nada la mira, con la misma cara la miraba ahora que ella hacía todo.

-Soy hombre, demasiado para ser monógamo y saber que esa cultura es patriarcal, soy hombre y me gustan las mujeres ¿Cuando escuchaste decir, qué a los hombres le gusta una sola mujer? siempre decimos nos gustan las mujeres. (haciendo de por demás énfasis en el "las") Soy hombre y me gusta conquistarlo todo y más, más mujeres, más hombre. Son muchas y yo uno. Soy hombre y me gusta disfrutar de cada boca que creo desear, sos una, y mis sentimientos morirán cuando una mujer me haga sufrir igual, igual que lo hago por no pensar, en si tus abrazos tienen algo más que peso y calor.

Como nunca ella lo entendió todo, entendió lo que casi siempre le cuesta una tarde y dos tes analizar. Apenas termino de cerrar la boca Gerardo, dio dos pasos y se acercó, miró intensamente a su mirar y no a los ojos, porque desde ese mismo momento en que comprendió que no eran todos los hombres si no él y un par, se hizo tan chiquito como una hormiga, más chiquito casi directamente su presencia se pulverizo y no le causaba más que desigualdad su existir. Le agarro la cara, tocándole suavemente la barba, lo beso como quien besa a casi un desconocido, como lo besan a él las mujeres de paso que siempre tiene, y le hizo sentir lo que es que no se molesten por vos, por preocuparse en si estas bien o mal.

-No sos más que lo buscas, un cuerpo sin ideas, sin convicción, sin energía, sin amor. Las mujeres van a pasar por vos porque es lo que sos, un camino para pisar antes de llegar a la vista más hermosa de una montaña, sin dudas, no hay que porque quedarse parada en vos. Chau.

Camino siete baldosas y la puerta se abrió, ya estaba afuera dentro del aire, suelta en el viento con calor del sol. Caminando a la montaña más linda que en sus pupílas vió.