Añorar lo que no se tiene, se tuvo un día, dos como extremo de cantidad. Pero la inexistencia de un buena razón para no elaborar aquello que esos dos quieren parece un contrapaso del tiempo. Una pierna enganchada en algo. Un chau cuando querés darle la bienvenida a alguién. Es tan poco apropiado como el recordar todas las semanas a eso que deseas pero que no tiene la concreta buena razón de ser extrañada por mediocridad, por inseguridad, por no saber algo específico, por sólo no ser talvéz, aunque esos dos estudiaron sus vidas, por puro interés fúturo. Esos dos y la carga emocional de uno con el recuerdo en los ojos.