7.11.2017

sin mas mire hacia dentro
sin prejuicio ni dedo inquisidor
los verdugos torturadores habian hecho paro
y ahi,
en esa soledad de la que solo ve
tenia en mi mesa un gran banquete
años de construccion
caminar por tantas calles
peligrando las piernas
y aun poder tenerlas
fue verme los musculos
y pensar
que nada podia detenerme
si me arreglaba las pestañas
esas que me confunden los valores
por no poder darles tiempo de entrecerrarse
en la mesa podia sentarme a comer
cuantas veces necesite
reponiendo sabiamente las fuerzas
midiendo las distancias entre los platos
no había temor
dando la vuelta tenia una gran caja de herramientas
y ya no habia mecanico aventurero
seduciéndome con sus manos sucias
en las mias, conteniendo lineas sabias
no pude leer mas manos sin rutas.
es que al juntarlas
solo lastimaban
y en mi camino,
de convicciones ardientes
no puedo permitirme chapotearlas bajo aguas,
es que mi tiempo no es solo mio,
y de lo mio,
ya no quiero derrochar.
la vida,
me puso las cartas en la mesa,
y es mi hora de jugar limpio,
o por lo menos no jugar con el azar.
entre superficialidades ligeras.
debajo de mi manga,
un reloj me (im)pulsa:
las manos que me abracen
deben dialogar con mi amar.