Eras el humano que anhelaba para la construcción de los días y los besos cotidianos, y vi como dejaste que nos pase el tiempo como una estampida hasta separarnos. Te vi mantener las manos atadas por no se que soga invisible, pero cuanta fuerza tenía. Te dejo pasmado, con los ojos mas pasmados todavía viendo inevitablemente como nos distanciábamos sin hacerte parte en el asunto. No quería cobardía en el amor, no. Cierro los ojos apaciguando el calor del verano, y apareces entre los parpados abrazándome. Nostalgia amor, nostalgia. Que sensación con tanto nombre. Brotan simplemente brotan las lagrimas. Y yo no sabiéndome explicar a la cara compungida que te fuiste dejándonos, echando culpas, y poco hacer. Y simplemente lloro, como si tendría que sacar charcos estancados donde te llore sin saber. A que fuerza finalmente le llamaste amor.