Obreros de los días. Miran a los ojos de los que bailan sus pensamientos en el aire. Giran hacia las hojas, las observan verdes, incitadoras con el movimiento que el aire les proporciona, los llenan de oxigeno y de perfume. No es perfume a flor, es perfume a vida. Pulsando en cada sujeto, sujeto planta, sujeto amante, sujeto almacenero. Los sujetos que hay que identificar si son los obreros de los días, construyendo una sonrisa, mirando una pan al cortarlo y pidiendo que se cruce alguien con quién entablar una semi conversación bien arraigada a la boca, que pide soltar esas palabras que le gusta pronunciar. Construyendo toneladas de sentimientos, conglomerandolos en ladrillos y dejándolos en alguna pared que construye la piel de aquel amador de la pesca, en aquella comerciante que en sus tiempos libres toma las boletas para dibujar pequeños círculos que no son una obra mas que de placer. Entra el policía le pide que le de cosas gratis, entra el ladrón le pide que le de cosas gratis. Uno mata al otro y es ley, uno mata al otro y es delito. Ella anota en sus pelos: No abrazar a uniformados, siempre estar atenta. No estar atenta con el que vino y me dejo una sonrisa, no era para mi era para su hermano, y fue el comienzo del amor. Un amor que durará de por vida. Me aprendió, me adoro, construyo una arboleda que dio oxigeno justamente el que me estaba faltando, vio en la falta el resto, y se dispuso a amar. Nos fuimos, seremos. Obreros de los días.