7.04.2013

.

Hay palanganas de agua salada abajo de mi cama. Las acompañan el dolor de mi pecho, el dolor de mis hombros. Charcos empapan mi cara en algún momento del día. Después de haber hablado, de haber llorado las palabras junto a vos, mis ojos desprenden calor en agua. El centro pide el río que anhela para comunicarle al viento la humedad de mi adentro. Se desprende de haber disfrutado tanto, se desprende de cada risa encontrada en tus labios, se desprende en gota hoy porque andan con desilusión mis pestañas. Tengo el viento de las montañas entre mis pelos, el viento de las playas, el viento que peina los arboles, hoy habitan en mi pelo. Ese viento quiere ir a conocer detrás de los muros que es lo que hay, desde que mi tronco es pequeño siempre fue en busca de conocer. Mi viento quiere compartirse con los soles de tus abrazos, con las miradas  sinceras, con el abrigo de tus palabras, pero te alejas. Una metáfora: Hay un muro que tengo que saltar, es que estas del otro lado, te estoy llamando se que te comunicas y querés venir, pero te siento tan arraigado del otro lado que las lagrimas no dudan en brotar, me asomo por la medianera estas parado, ni intentas saltar. ¿Cómo tengo que creer? El tiempo, el viento. Me voy sola, a descubrir muros que saltar, nunca pensé que vos serías uno más. Te sentía agarrado de mi mano, pero la miro y no estas. Tus dedos se escondían en mi palma, te apretaba la mano cuando tenia miedo. Tengo miedo, creo que te lo conté ya. Pero no estas, ni tu mano. Te siento lejos amor. Por eso mis palanganas, por eso mis lagrimas y mi sentarme del otro lado de la medianera, porque te estoy esperando, porque hice todo lo posible, te endulce el muro para que saltes, te lo pinte de rosas, te lo vestí como un piano, soy creativa pero me siento triste y me reservo la creatividad para mis lagrimas y mis palanganas. Hasta mañana estoy, la próxima semana empiezo a caminar a todos los descubrimientos que quiero hacer, sola. No vine al mundo de a dos, por mas lagrimas que derrame, sola o acompañada voy a caminar a los paisajes de mis disfrutes, sos eternamente hermoso y quería compartirlos con vos. Tal vez sea tan simple: no compartimos los disfrutes. Son nuestras manos peleándose con la verdad por no separarse.