5.11.2013

El sol reluce como Dios de las tardes.
Círculo de luz que convoca a los fuegos y a sus comienzos.
Percibe el calor del agua.
Las ondas van vienen trayendo a los que la siguen susurros a sus oídos.
No se desprenden de la boca, si no de las manos. 
Se juegan las olas como si fueran las manos de las personas.
No lluevas de mas, no mires la luna. 
Aprovecha este sol que calienta las pieles,
y las olas se encargan como mensajeras de las buenas nuevas.