Me propusiste tu corazón, cuando besaste mis lágrimas.
Llevabas tus labios tibios a mi mejilla húmeda,
Entreabrías tu boca y absorbías mi emoción,
saboreabas lo salado de la tristeza ajena y propia,
cuando mi camino es del mismo barro que el tuyo.
Me llenaste de un abrazo, el calor del pecho que uno ama,
me hablaste de un pasado al que te hubiese gustado asistir,
para protegerme, para hacerme sonreír.
Y nuestros caminos tan lejos no fueron,
cuando en el tiempo y los tropiezos que nos levantan,
nos encontramos en una bella caminata.
Puse mi mano en tu corazón, sentí como bailaba
y me tome de tu cintura para disfrutarnos en el amor,
que desde el principio fue darse,
como la confianza que uno tiene sin saber,
que el porvenir era tan grato, que cada segundo,
era un amarnos.
Dentro de mi cuerpo te llevo,
como dulce amor de estaciones,
pasos unidos de acompañarnos los besos.
Desnudarse de mil maneras, para dar mas amor,
transformar los paisajes, crearse las manos entrelazadas cada vez que se toman.
Así somos amor, una pareja que afortunadamente no se busca perfecta,
que recuerda los momentos mas intensos, antes que las fechas,
juegos sin lugares apropiados, el convencionalismo que le damos batalla,
las miradas que dejamos pasar, y lo hermoso de amarnos cada vez más.