5.02.2012

Maria Henrriquez Rojas

Caminar bajo un mismo cielo celeste, con cortes de arboles verdes.
Sobre tierra seca, marrón pálido lleno de piedritas y piedras.
Con un viento suave y frío, propio de otoño.
Como los otoños que caminábamos juntas,
hace años, los mismos otoños el mismo amor.
Hablando del campito, y como lo llenaron de juegos y bancos.
Preguntadole si ya no había mas caballos y bosta seca de ellos que juntar.
Ya no hay eso, pero hay un ir a la tarde a acordarnos juntas como era el campito.

Mi abuela es la mujer más hermosa del mundo, y además  de ser mujer es persona, madre, abuela, trabajadora autogestiva, analfabeta de firmas hermosas, y persona que se banca ir parada en transportes públicos con 86 años.