Simplemente, correrse no es ser cobarde.
Es saber elegir.
Si esa tensión de por demás, hoy sirve aguantarla.
O si solo sirve dejar de apoyar demasiado ese pie,
y relajarlo para luego, valla a uno a saber bien cuando,
volver a ejercitarlo, y crecer.
En el presente, solo cabe disfrutar de el dolor de los musculos
después de hacer una actividad apasionante.
Descansar y disfrutar los musculos ejercitados.
Hacer acciones con ellos, que para eso se entrenaron.
Tiempo y paciencia, en lo posible, vallan de la mano.