1.21.2012

Amo a mis raices y luego me amo.

El viento me interpela, es como si fueran agujas de reloj. Una flor nació en mi espalda, brotes incontrolables. Se esparce como enrredadera y yo la dejo. Mi cuerpo pestaño y al volver abrir los ojos miró, el horizonte donde se es eterno, la belleza de un amor a si mismo y sus efectos, sintomas de adoración. Embellece con los días, con los soles. Los parpadeos hacen a las pestañas acariciarme, en un amor a mi misma, a mi bienestar. Amo, como pocas veces lo hice, amo a mis raices.