Hundirme en el hueco de tu cuello y la boca. Aspirar esa droga, la mejor. Hundirme, desaparecer en ese lapso de instante. Cerrar los ojos y no pedir más, o si. Besarte y querer quedarme a vivir ahí. Pensando y sonriendo porque te iba a decir todo para poder decirte chau, no sabiendo que cuestionarte todo, y tener las respuestas equivocadas me iban a hacer permanecer.