Agarrá tu cabeza, no dejés que se despegue y valla volando a las alturas para bajar y subir, cuando ella quiera o pueda. Porque olvidarse que el cuerpo nos recuerda que somos esto, que fue desde que somos y que inconscientemente siempre naturalmente esta, es horrible. El olvidarse de eso. La vergüenza de volar tanto, y caer como un libro al piso, golpearme ruidosamente y doler. Lastima, pero no es más que recordar los pasos contados que tenemos, y las ideas universales que poseemos.