12.01.2010

Patricia

Pude jurar, prometer y conocer el límite de mi palabra. Pude e hice todo lo contrario, es más lindo el pecado, es acobijador la magnitud de corromper ese no. Talvéz de esa forma aprendemos a que cuando se dice que si cuesta poner un no y cuando te acostumbraste a poner no, no podés ver el si. Capáz el no sé algún dia me eleve,por ahora tapa a muchas pestañas de amor.