11.05.2010

Asistir, ayuda a resistir.

Las hojas coloreaban sus ojos. No tenía donde ir. Se lamentaba porque extrañaba su hogar, cuatro chapas, un par de maderas, seis cartones y una mamá. Quería un vaso de leche, cualquier galletita y el asistencialismo del lugar. Contaba sus anécdotas del día con el amigo. Solos los dos por la calle. Nosotros dando una esperanza a la irracional realidad. Ellos dándonos una cátedra de como luchar.