8.21.2010

Como el té caliente por la garganta
esta ira que cargo y no tubo un cuando ni porque,me persigue y no se quiere esconder.
Es que le digo que todo va a estar bien pero no me quiere creer.
Cuando comienzo con el punto de sonrisas y ver todo amarillo
reaparece como de un escondite sombrio.
Lo convierte todo tan extremo que las soluciones no tardarían en llegar si se escapar,
pero con escapar ¿Se acabará?
¿Y si es el punto de mi misión vital, al cual afrontar?
No quiero el té caliente por mi cuello soportar, ¡no lo quiero más!
Tiempo como largos otoños multiplicados marcan al tiempo del té hervidor,
Si no tiene fín no quiero buscarlo, que decaiga como gota en un vaso.
Y si el té sigue presente en mi último respiro
no digan que baje las manos y por consecuente los brazos,
por que si algo esta vida tiene escrito es que jamás trate no tratar.